domingo, 7 de agosto de 2016

4.1. Nuclear.



     Después de la breve introducción al concepto de familia, vamos a reflexionar acerca de nuestra familia occidental.

    Podemos destacar cinco características fundamentales: es nuclear, monógama, basada en la idea del amor romántico, patrilineal y neolocal. 


    Empezamos por la primera característica: la familia occidental es nuclear independiente, es decir, que está compuesta por un matrimonio y los hijos solteros de estos. Así son vuestras familias. Es, sin lugar a dudas, la forma más común a lo largo y ancho del mundo. Es tan común, que hubo antropólogos como Murdock que llegó a afirmar que era universal. Esto le llevó a la conclusión de que, si era universal, la familia nuclear no era algo aprendido, sino natural. Sin embargo, esto no es cierto en absoluto. Que sea la más corriente, no quiere decir que sea universal, porque hemos encontrado varios ejemplos de culturas que no son así. Los nayar de Kerala, por ejemplo no lo eran. A mí esta casta hindú me resulta de lo más interesante y a vosotras, siendo mujeres, creo que también porque tiene un punto feminista. Entre los nayar se casan hombres con mujeres, como aquí. Pero, a diferencia de nosotros, una vez casados, cada uno se va a casa de su familia. Los esposos se pueden ver por la noche, o no, porque ella es perfectamente libre para acostarse con quien le dé la gana. Si el marido va a casa de la familia de su esposa y esta está con otro, tiene dos opciones, o espera a ver si, cuando ella acabe, tiene a bien recibirlo, o se va por donde a venido. Los hijos, en caso de tenerlos, no pertenecen al padre, sino que están bajo la autoridad del hermano de la madre, que vive con ella (1). 


Nayar.

   También me parecen fascinantes los kibbutz de Israel. En los años veinte del pasado siglo un grupo de judíos europeos fundó la comunidad de Kiryat yedidim. Era un experimento en el que se buscaba crear una pequeña comunidad comunista alrededor de una granja colectiva autosuficiente. Entre ellos no había ceremonia de boda. Cuando dos personas decidían casarse, lo único que tenían que hacer era pedir una habitación en la granja. Se la daban y ya estaba. Así de sencillo. Seguían comiendo con los demás, pero tenían una habitación para dormir juntos. Lo más curioso no es esto -que la verdad es una anécdota un poco chorra-, sino que, en caso de que tuviesen hijos, no los educaban ellos. Los niños vivían en dormitorios colectivos y los criaba la comunidad. 


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Kibbutz
Niños en un kibbutz

       Otra forma bastante curiosa de familia es la resultante del matrimonio consuetudinario en Jamaica. Allí, según un informante de Clarke, casarse es caro y, por lo tanto, no está hecho para los pobres. Para casarse hay que gastarse un montón de dinero en la boda en la iglesia, la fiesta, los trajes, etc... En consecuencia, hay muchos jamaicanos que no lo pueden hacer. Entonces establecen uniones consuetudinarias. Tienen intención de que esa unión dure en el tiempo, pero ni ha habido ceremonia de boda, ni hay obligaciones legales. Hasta aquí no se diferencia mucho de las parejas de hecho que había en España hasta hace poco -ahora si te declaras pareja ya tienes derechos y obligaciones legales-. El aspecto más interesante de estos matrimonios consuetidinarios es el que llevaban a cabo algunos trabajadores de la caña de azúcar. Estos trabajadores eran muy pobres y llevaban una vida itinerante, siguiendo el trabajo estacional. Gran parte de ellos, al llegar a una ciudad nueva, llevaban a cabo acuerdos a corto plazo con mujeres con las que, a partir de ese momento, formaban una unidad económica. Colocaban sus recursos -dinero, comida, etc...- en un fondo común y compartían los gastos de mantenimiento del sitio donde viviesen. Así, el hombre conseguía a alguien que le hiciese la comida y le lavase la ropa, y la mujer sustento y una habitación en la que vivir. Estos acuerdos, en principio, no se establecían por atracción sexual, sino más bien económica, pero era normal que acabasen teniendo relaciones e hijos resultado de ellas. Y lo más flipante: si la mujer se queda embarazada, la asociación se rompe invariablemente, de forma inmediata o después del nacimiento del hijo. Y en caso de que la mujer ya tuviese hijos, los cuida la madre de ella o algún otro pariente.  

    

    Podíamos seguir dando ejemplos de formas de familia distintas a la nuclear, pero no se trata aquí de dar una clase de antropología del parentesco, sino de reflexionar acerca de lo que entendemos por familia, tomar conciencia de que no es la única forma posible y ser conscientes del modo en que esta concepción de la familia, que es aprendida y no universal, determina nuestra forma de pensar y comportarnos. Pensad, por ejemplo, que el ideal de muchas mujeres sigue siendo "formar una familia y tener hijos" y creen que ese ideal es normal y natural, porque los seres humanos, y en concreto las mujeres, sois así. En cierta manera es normal que lo crean porque la sociedad nos bombardea con ese modelo. Sus padres, los amigos de sus padres, las películas y las series les han enseñado que ese el modelo de felicidad. Pensad, por ejemplo, en la forma de terminar los cuentos tradicionales: y fueron felices y comieron perdices". O pensad también en la inmensa mayoría de las películas comerciales de Hollywood, donde los protagonistas, después de su periplo aventurero, se enrollan y nos dejan caer que a partir de ahí fueron una parejita feliz, con su casa con jardín, sus hijos rubios y un golden retriever. Yo no tengo nada en contra de que alguien se case y tenga hijos, pero creo que para tomar estas decisiones en libertad uno debe ser consciente de cómo la sociedad nos orienta hacia un modelo de familia. Pensamos que lo natural es que dos personas que se quieren se casen y tengan hijos. Vuestros conocidos lo hacen y la televisión y las novelas os presentan modelos que luego repetiréis porque pensaréis que es lo natural. Pero eso no es así. Puede ser una opción vital que os puede hacer muy felices, pero en modo alguno debéis pensar que es lo natural. Con esto no estoy incitando a nadie al sexo libre, a formar familias nuevas, ni nada de eso. De hecho, prevengo a la que tenga esa tentación de que la sociedad tiene normas muy estrictas y formas de castigo muy duras para aquellos que se apartan de la norma -ya veremos en artículos posteriores la formas de control social-. Solo digo que la sociedad nos induce a formar un tipo de familia y, a la hora de tomar decisiones, os hará más libres saberlo y tomarlas en consecuencia. 
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El modelo de familia que nos venden en las peliculas.

    Sea como sea, esta forma tan rígida de familia nuclear está sufriendo cambios. Ya no hay una única norma aceptada. Roy Rappaport sostiene que estamos en transición de una única norma a muchas, debido a la aceptación de los divorcios, las técnicas de reproducción asistida, los matrimonios homosexuales, madres solteras, gente que se vuelve a casar, etc... Así ahora nos encontramos con nuevas formas de familia como, por ejemplo, parejas de lesbianas que deciden tener hijos utilizando la inseminación artificial o familias en las que no existe la figura paterna, como el caso de las madres solteras. 

   Esta afirmación de Rappaport, con la que estoy de acuerdo, no invalida lo que dije en el párrafo anterior. La sociedad nos sigue empujando hacia unos determinados modelos de familia. Que la nuclear ya no sea la única, no quiere decir que deje de haber normas. La publicidad de la familia está por todas partes. Las vemos en casa, a nuestro alrededor y en la televisión. Vuestra familia puede ser nuclear y una tía vuestra puede ser madre soltera. Además conocéis una pareja de homosexuales que van a adoptar un niño. También veis un montón de estas familias en las películas. Hay películas sobre madres solteras que quieren salir adelante y series de mierda como Como conocí a vuestra madre cuyo protagonista tiene un único objetivo en la vida: formar una familia nuclear. Es normal y todas estas formas, incluyendo las nuevas, están aceptadas -unas menos que otras, sobre todo por parte de las generaciones anteriores-. La cultura nos educa, y por tanto nos orienta, para que optemos por una de ellas. Pero mucho ojo con apartarse de lo establecido. Pensad en qué diría la gente si establecieseis un matrimonio nayar. Celebráis una boda, luego os vais cada uno a su casa y recibís a todos los amantes que queráis en casa de vuestros padres. 


Resultado de imagen de como conocí a vuestra madre
Serie de mierda


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(1) Aquí tenéis una descripción más pormenorizada:

Un marido visitaba a su esposa después de la cena, por la noche, y la abandonaba a la mañana siguiente, después del desayuno. El marido depositaba sus armas a la puerta de la habitación de su esposa, y si más tarde llegaban otros, eran libres de dormir en elporche de la casa de la esposa. Cualquiera de las partes de la relación podía terminar ésta en cualquier momento sin formalidades. Un invitado de paso recompensaba a la mujer con un pequeño regalo en dinero en cada visita. Pero un marido más regular (procedente) del vecindario tenía ciertas obligaciones consuetudinarias. Al iniciarse la relación, era corriente pero no fundamental que el hombre regalase a la mujer un vestido del tipo que se llevaba como falda. Luego, se esperaba de él que le hiciese pequeños regalos personales en ocasión de las tres principales fiestas del año. Estos regalos comprendían un taparrabos, hojas de betel y nueces de areca para masticar, aceite para el cabello y para el baño, y ciertas plantas. El no realizar estos regalos por parte del marido era un signo tácito de que él había puesto fin a la relación. Más importancia tenía el hecho de que cuando la mujer se quedaba embarazada, era fundamental que uno o más hombres de la subcasta apropiada reconociese la paternidad. Y esto hacían, proporcionando un pago en ropa y vegetales a la (...) comadrona que atendía a las mujeres en el parto (...). Aunque le entregaban regularmente regalos en las fiestas, no quiere decir esto que un hombre mantuviese a su esposa. Los alimentos y la ropa la obtenía la mujer de su grupo matrilineal. Los regalos de los maridos a la mujer eran lujos personales de ésta que tenían relación con su rol de pareja sexual —vestidos extras, artículos de tocador, betel y nueces de areca—, y la entrega de estos regalos estaba asociada con el cortejo, y con los gastos del parto — y no, debe quedar claro, con el mantenimiento de la madre o del hijo—. Se continuaba haciendo regalos en las fiestas solamente mientras duraba la relación. Ningún hombre tenía obligaciones respecto a una esposa del pasado. En tales circunstancias, la paternidad biológica exacta de un hijo solía ser dudosa, aunque, naturalmente, se suponía que la paternidad residía en el hombre u hombres que habían pagado los gastos del parto. Pero, incluso cuando se conocía con razonable certeza la paternidad biológica, el genitor no tenía ni derechos ni obligaciones económicas, sociales, legales, o rituales respecto a sus hijos después de que hubiese pagado en su momento los gastos de los partos. La tutela, cuidados y disciplina de los hijos dependían totalmente de los parientes matrilineales encabezados por su karanavan (Gough Kathleen: The Nayars a Summary1959).
     

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