sábado, 21 de noviembre de 2015

Helen Fisher: ¿Por qué amamos?



    Helen Fisher es una de las autoridades mundiales en biología del amor. Y de esto va exactamente este ensayo: trata de explicar el amor desde un punto de vista biológico.

    La verdad es que su teoría no es nada original. La química y la teoría de la evolución lo explican todo. Según ella, el amor es una estrategia adaptativa. Por medio del amor monógamo, los primates macho se aseguraban la perpetuación de sus genes y los primates hembras tener un macho que les suministrase la comida y los bienes necesarios para la subsistencia suya y de su prole. Con este fin, el cuerpo humano segrega una serie de reacciones químicas que provocan este sentimiento que engancha a unas personas a otras y las lleva a tener hijos. 
    En la primera parte del libro, la autora da un montón de datos en los que explica que las diferentes características del amor también se dan entre otros muchos animales. Esto le parece una prueba irrefutable de que el amor, al no ser algo específico de los humanos, es una estrategia propia de la selección natural. 
    En la segunda parte del libro, explica cuáles son las reacciones químicas que se dan en el cerebro, asociado cada compuesto con un sentimiento amoroso. La pasión, la necesidad de exclusividad, etc... son el resultado de reacciones químicas en nuestro cerebro y esto es así porque el amor monógamo era una estrategia para la supervivencia de los más fuertes.
    Después se centra en las diferencias entre la forma de amar entre los hombres y las mujeres, en cuestiones como los celos -según ella los celos son un mecanismo adaptativo para que los hombres se aseguren de que los genes que lleva la progenia de la hembra sean suyos y para que las mujeres se aseguren de que el hombre le suministra los bienes necesarios a ella y no a otra-, etc... 
     El libro se cierra con unos consejos para superar el mal de amores y para mantener viva la pasión en las parejas a lo largo de los años.

    Siento decir que este libro no tiene el más mínimo interés. En primer lugar, no es nada original. Todo lo dicho aquí lo he leído antes, por ejemplo, en El mono desnudo de Desmond Morris. Y ya puestos, Desmond Morris escribe mucho mejor que ella. 
    En segundo lugar, las explicaciones biologicistas están más superadas que yo qué sé. Obvia cualquier condicionamiento cultural. Puede que el amor se corresponda con algunas reacciones químicas en nuestro cuerpo, pero hay tantos modos y tan diversos de amar que esto es como no decir nada. 
     En tercer lugar, su teoría biológica es falsa. ¿Cómo explica ella que, por ejemplo, en una parte del Tíbet dos hermanos compartan cónyuge sin problemas de celos? Su teoría universal de que los celos son un mecanismo de selección natural no encaja. En el caso de esta cultura del Tíbet, es la falta de tierras de cultivo la que provoca esta particular forma de parentesco. Lo mismo sucede con una antigua casta guerrera de la India, donde las mujeres tenían hijos, pero los padres biológicos no vivían con ellos ni tenían la más mínima obligación. Era el hermano de la madre el encargado de asegurar la manutención. ¿Es que acaso el tío quiere se perpetúen los genes de su yerno?
    Y en último lugar, las últimas páginas en las que da consejitos se parecen más a un libro de autoayuda que a un ensayo científico medianamente serio. La parte en la que da los doce pasos para desengancharse del amor el de broma.


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