miércoles, 8 de julio de 2015

Pierre Bourdieu y la educación.



    El concepto de violencia simbólica es fundamental para entender en pensamiento de Pierre Bourdieu. La violencia simbólica es un proceso por el cual un grupo impone al resto de la sociedad una serie de significaciones como legítimas disimulando las relaciones de fuerza en que se funda su propia fuerza. Es decir, la violencia simbólica consiste en que los poderosos convenzan a los oprimidos de que el sistema social es justo. Aplicando esto a nuestro sistema capitalista, más o menos viene a decir que el grueso de la población acepta que el capitalismo es un sistema justo en el que hay igualdad de oportunidades. Si Amancio Ortega o Emilio Botín disfrutan de una vida envidiable, es porque ellos son gente emprendedora que se lo merece. Por el contrario, si nosotros nos pudrimos en una oficina por mil euros al mes, es porque no tenemos talento, somos gente gris que se merece la vida gris de los explotados.
    Hay muchas formas de ejercer la violencia simbólica. En otro momento comenté cómo el best seller La Catedral del Mar contribuía a ella:
   … ejemplo de ello podría ser una de los más importantes éxitos de ventas en los últimos años en nuestro país: La Catedral del mar. Aparentemente se trata de una obra de evasión, y así es aceptada y asumida por el gran público. La novela está ambientada en la Barcelona medieval. El protagonista, hijo de un payés catalán al que se ha desposeído injustamente de toda su hacienda, inicia su andadura en el mundo en la indigencia más absoluta. Poco a poco, gracias a su habilidad personal y a su rectitud moral, va venciendo innumerables dificultades y se va sobreponiendo a los reveses del destino, hasta que, ya adulto, consigue labrarse una buena posición social, goza de una vida de opulencia económica y se casa con una joven bella y virtuosa1. Como decimos, esta obra se vende como una novela de evasión y así es leída inocentemente por miles de personas. Sin embargo ¿no se encarna en este personaje el ideal del capitalismo, el self made man? Contraviniendo cualquier ley del rigor histórico, el autor nos presenta una sociedad difícil, hostil, pero en la que un hombre dotado de habilidad e inteligencia puede triunfar. Como en el ideal capitalista, todo el mundo puede ser Bill Gates. Sólo hacen falta buenas ideas y tesón. El personaje modelo de La catedral del mar, que ha sido repetido en innumerables ocasiones en los best sellers de Noah Gordon o Ken Follet, es un motivo típico de las representaciones colectivas propias del capitalismo protestante. Arnau Estanyol encarna la ética del trabajo y del esfuerzo sobre la que se sostiene el capitalismo2. El hombre debe trabajar en este mundo con tesón y ahínco porque será recompensado. Siempre hay una oportunidad para los hombres de valor. Cualquiera puede triunfar, aunque la realidad diaria nos demuestre implacablemente que es falso. El capitalismo se perpetúa, entre otras formas, creando representaciones colectivas que indican a los hombres cómo deben vivir y a qué deben aspirar. Los jóvenes se vuelven emprendedores y los pocos que logran triunfar partiendo de una situación desfavorecida, como Amancio Ortega, son convertidos en héroes populares. Los que fracasan no lo hacen porque la sociedad sea injusta ni porque haya un reparto desigual de oportunidades o capital, sino por su falta de habilidad, y ahí están los ejemplos de Amancio Ortega o del protagonista de La catedral del mar para demostrárnoslo. Son los mejores los que triunfan. Los demás pueden ser buenas personas o incluso estupendos amigos, pero no merecen nada mejor. Los compañeros de Arnau Estanyol en La catedral del mar, que trabajan con él cargando piedras para construir la catedral y que tan bien se portan con el protagonista, asisten como simples comparsas al auge social de Arnau Estanyol. Ni el protagonista, ni el autor, ni el lector se preocupan de esas vidas desperdiciadas en interminables jornadas cargando enormes piedras día tras día a cambio de un miserable jornal. Ni tampoco sentimos el más mínimo afecto por la madre del protagonista, raptada, violada y obligada a prostituirse durante toda su vida, y cuya única aspiración antes de morir es ver a su hijo gozar de una buena posición social; ni por su primera novia, también violada y obligada a prostituirse simplemente por sentir una irrefrenable pasión erótica por Arnau, que la lleva a exponerse sola a los peligros de la vida más allá de las murallas de Barcelona. Si es más difícil identificarse con ellas y conmoverse por su cruel destino, es porque las representaciones sociales colectivas del capitalismo transmiten la idea de que, en el fondo, se lo tenían merecido, pues carecían de talento.

    Según Bourdieu el sistema educativo es un instrumento de violencia simbólica. Por medio de esta institución, nuestra sociedad nos inculca desde niños la ideología la ideología capitalista. Es cierto que toda acción pedagógica es una forma de violencia simbólica -un poder arbitrario impone una arbitrariedad cultural-, pero en el capitalismo esto ha llegado al grado máximo de eficacia. En … ya apunté algunas formas en las que lo hace:
    a) el aula funciona exactamente igual que una empresa. Hay un jefe -los profesores- que damos órdenes a nuestra plantilla de trabajadores -los alumnos- para que lleven a cabo una tarea -el negocio-. La clase debe estar más o menos unida y, con frecuencia, les mandamos trabajos en grupo, para que vayan aprendiendo el trabajo colectivo de la empresa. Pero tampoco hay que pasarse. Alimentar demasiado el sentimiento de pertenencia a una comunidad podría ser subversivo, medio comunista, así que también se fomenta la iniciativa personal, el destacar por encima de los demás.


Foto de clase. No soy yo, pero podría serlo. Fijaos en el simbolismo de la
posiciòn del profesor frente a los alumnos.


    b) los saberes y métodos son pasivos y repetitivos, como los que se espera que tenga un empleado. Incluso el comportamiento ideal del alumno es la sumisión, la ausencia de queja, el aceptar las tareas que se le proponen y realizarlas sin rechistar. Cualquier comportamiento contestatario es severamente reprimido por un procedimiento disciplinario, ya sean partes, expulsiones, castigos o expedientes.
     c) la competitividad, ese mantra capitalista del que se supone que surge lo mejor del ser humano, se fomenta por medio del sistema de calificaciones. Los alumnos pueden -y lo hacen- compararse entre ellos por medio de una prueba objetiva que establece quién es mejor que quién.
    d) ponemos un precio a su trabajo. Las calificaciones son el equivalente al salario. Pueden cambiar sus notas por premios, bien por regalos de sus padres, bien como llave para acceder a otros estudios superiores que se supone que les permitirán una vida mejor. Convertimos el valor de uso del conocimiento, en valor de cambio. 

    Además de estas formas, Pierre Bourdieu y … señalan otras cuestiones bastante interesantes:
    a) Las huelgas de alumnos:
    El hecho de que se permita y hasta se fomenten por parte de los profesores que haya huelga de alumnos es una prueba de que la huelga como forma de protesta le interesa al poder. Las huelgas realmente no no afectan al sistema, más allá de perder lago de dinero un día, porque el trabajo perdido se acaba compensando a lo largo del año. Si se canaliza el descontento de los dominados a través de la huelga, se hace a través de un medio que realmente no afecta al poder. Enseñando a los alumnos que cuando algo no les gusta hay que ir a la huelga, el poder se asegura en el futuro formas de protesta inofensivas. Esto se ve reforzado por el hecho de que muchas veces los alumnos van a la huelga por cosas que realmente carecen de importancia -con esto no me refiero a la última reforma educativa-. Y así se les transmite la idea de que, en el fondo, a la huelga se se va por cosas que no importan mucho y que las huelgas al finan son para no ir a clase o no trabajar, pero en ningún caso son nada serio.
    b) Nacionalismo y enseñanza. En el sistema educativo se crea desde niños el sentimiento de pertenencia e identificación con la nación. Así, estudiamos literatura o historia española, gallega, vasca o catalana y dejamos poco espacio para la literatura o la historia universal.
    c) Los saberes que se enseñan a valorar son los propios de las clases dominantes. Se enseña derecho, arte “culto” o “elevado”, etc... frente a los saberes que conocen las clases populares, como el derecho consuetudinario o el arte popular o artesanal.
   d) La clase es una acción dramática que contribuye a crear alumnos sumisos ahora, adultos dóciles en el futuro. La figura del profesor y los atributos simbólicos de la autoridad es fundamental en esta acción dramática. El profesor se coloca frente a los alumnos, en un espacio en el que convergen todas las miradas, con un espacio entre él y los alumnos, lo que lo dota de estatus y lo diferencia de ellos. Y, al mismo tiempo, goza de libertad de palabra -puede hablar cuando le dé la gana sin pedir permiso a nadie-, mientras que los alumnos no.
   e) El examen es el bautismo burocrático del saber, el reconocimiento oficial de la transmutación del saber profano en sagrado. El examen otorga el derecho a un título, el reconocimiento por parte de la autoridad de que un individuo puede desempeñar una determinada actividad.

1 Cfr. I. Falcones, La catedral del mar, Barcelona, Grijalbo, 2006.

2 Cfr. M. Weber, La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Madrid, Alianza, 2002.

A continuación tenéis una entrevista a Bourdieu en la que explica sus ideas acerca de la eduación. Es breve.


Primera parte



Segunda parte

No hay comentarios:

Publicar un comentario