jueves, 23 de abril de 2015

Richard Sennet: La corrosión del carácter.



    La idea de este ensayo es muy sencilla, pero no por ello menos interesante. Como decía Heidegger, las verdades más evidentes son las más difíciles de ver. Dice Sennet que el mundo económico actual obliga al individuo a cambiar continuamente de empleo y, derivado de ello, de domicilio, lo que normalmente acarrea también cambio en las relaciones personales, casi siempre los amigos, y con más frecuencia de lo que parece, también de pareja sentimental. Antaño el trabajo era estable, por lo que el individuo podía tener un familia de hierro que se mantenía a lo largo de toda la vida. Dado que la sociedad determina la identidad del individuo en función de su trabajo y su círculo de relaciones, la identidad de las personas era estable. No cambiaba o, en el mejor de los casos, evolucionaba muy lentamente, pero permaneciendo inalterable en sus principios básicos. Sin embargo, el mundo moderno nos condena a cambios continuos. Ya no desempeñamos trabajos, sino, en palabras de Sennet, "fragmentos de trabajos". Dado que nuestro carácter es algo nuestro, lo que consideramos inherente a nosotros mismos, la flexibilidad continua, el cambio sin pausa, corroe nuestro carácter, lo destruye. ¿Cómo sostener lealtades y compromisos en un mundo así?
    Antes los logros de una persona eran acumulativos. Para eso se necesitaba lo que Weber llamó la jaula de hierro. Sin embargo, esta racionalización provocó unas reglas inamovibles que restaban productividad al trabajo. Por eso la estabilidad pasada ha sido sustituida en nuestros días por la flexibilidad radical. Pero esta flexibilidad del capitalismo tardío no trajo la felicidad. Lejos de estar seguros en nuestros trabajos, tenemos constantemente miedo a perder el control de nuestras vidas. Normalmente uno se hace amigo de la gente con la que trabaja, de los que viven donde se ha mudado, etc... El cambio continuo de trabajo nos lleva a tener que cambiar continuamente de relaciones, de ahí que el miedo de la deriva en el trabajo se traslade a miedo a la deriva en el plano emocional, con amigos y relaciones sentimentales siempre pasajeras, sin seguridad de permanecer en el tiempo. Y si la identidad de uno se define en gran parte por estas relaciones, el modo en que el capitalismo tardío está afectando al carácter de las personas es evidente. 

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