martes, 17 de febrero de 2015

Jacques Tardi y Verney: Puta guerra




     Puta Guerra no es un cómic convencional. Ni tan siquiera es una narración convencional. Por eso a los lectores más tradicionales de cómic o a los lectores o espectadores que sólo disfrutan con una historia en la que haya mucha intriga con unos personajes bien definidos y giros en la trama aburrirá soberanamente. En cambio, a aquellos lectores un poco más avezados es muy probable que les guste.
     Puta Guerra cuenta el día a día en las trincheras de la Primera Guerra Mundial. Las viñetas son pequeños cuadros en los que se recrea un determinado aspecto de aquella contienda y una voz/narrador nos va comentando lo que vamos viendo. En este sentido, se asemeja mucho a los diarios de guerra, como los que escribió Junger o los miles de diarios sobre las guerras napoleónicas que aún hoy podemos encontrar en las librerías, pero en formato cómic.  No hay un chica a la conquistar, ni un malo al que enfrentarse. Sólo pasa el día a día y las vicisitudes para sobrevivir a aquella guerra. 
       Esta es la razón por la que digo que Puta Guerra no es cómic que gustará a cualquiera. En general, los lectores entregados a Brubaker o a las factorías Marvel o Manga difícilmente encontrarán aquí algo similar. Sin embargo, si lo que te gusta es deleitarte con el dibujo, con los detalles, con una documentación rigurosísima, etc... seguro que disfrutas. 
      En varias páginas de internet he visto que algunos profesores de historia utilizan este cómic para enseñar el conflicto del 14 a sus alumnos. Puede ser una buena idea, porque, como dije, la obra está francamente bien documentada, es muy rigurosa y presenta las cosas de forma audiovisual muy amena. Sin embargo, me atrevo a avisar a estos profesores de que tal vez los alumnos se aburran con este cómic. No tiene la estructura de planteamiento-nudo-desenlace con un conflicto fácilmente reconocible y unos personajes estereotipados, que es lo que les gusta a nuestros alumnos. Leer Puta Guerra les va a costar esfuerzo y a los adolescentes eso no les gusta nada. 
        Una vez expuestas todos los pros del cómic, creo que para ser justos hay poner un debe. El 99% de los comentarios del narrador está enfocados a explicarnos el sinsentido, la injusticia y la crueldad de la guerra. No hace falta insistir tanto. Las imágenes ya son suficientes. El lector no es tonto. Sabe valorar él mismo, sin que el narrador le esté diciendo en todo momento lo que tiene que pensar. De tanto repetir lo malos que son los dirigentes que han montado todo aquello, parece casi panfletario y uno acaba cansándose y desconecta. 
         En cualquier caso, merece la pena desde luego.


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