martes, 12 de agosto de 2014

Trilogía "Before": Antes del amanecer, Antes del atardecer y Antes del anochecer (Richard Linklater)





    Hace veinte años fui con mi novia adolescente al cine a ver Antes del amanecer. La película la había elegido ella, probablemente porque habría leído alguna crítica en que la calificaban de romántica -por aquella época aún sonaban los ecos del terremoto romántico de Pretty Woman-. El argumento de Antes del amanecer es muy sencillo. Un joven americano -Ethan Hawke-, que está haciendo el Interrail, conoce a una joven francesa -Julie Delpy-, que vuelve a su casa después de ver a su abuela en no recuerdo qué país del Este. Se caen bien y, cuando llega la parada de Ethan Hawke, este le propone a una jovencísima Julie Delpy que se baje con él y pasen la noche juntos en Viena. La otra acepta y pasan una bonita velada, con rollete incluido y una alusión a unas posibles relaciones sexuales que no desvelarán hasta la siguiente película de la trilogía. Y no cuento más que no os quiero estropear el final, que es precioso. 
    A la salida del cine, aquella novia adolescente mía estaba realmente emocionada. Había ido a ver un producto comercial a lo Pretty Woman y le habían colado de rondón una auténtica historia romántica. Yo, por mi parte, no estaba ni emocionado ni conmovido. Sólo acertaba a tener una horrible sensación de fracaso por no poder ofrecerle a aquella adolescente enamorada de Ethan Hawke una noche romántica como la de Antes del amanecer. Pero el tiempo pasó, aquella novia adolescente me dejó, yo me olvidé de ella y ahora somos buenos amigos.
    Veinte años después volví a ver la película. No porque quisiese recordar viejos tiempos -ni loco volvería a aquellos años-, sino porque tenía ganas de meterle mano a la trilogía y ya casi no me acordaba de nada de Antes del amanecer. Entonces, sin esa estúpida sensación de fracaso y sin esa novia adolescente de imaginación fácil, pude fijarme en otras cosas y
me di cuenta de que la película era, sencillamente, maravillosa. Y lo mismo puedo decir de Antes del atardecer y Antes del anochecer, que devoré inmediatamente después y que me dejaron, si cabe, un sabor de boca mejor. 
    La trilogía de Linklater es un reflejo perfecto de las edades del hombre. Cada una de ellas se centra en un periodo de vida de los personajes: los veinte -Antes del amanecer-, los treinta -Antes del atardecer- y los cuarenta -Antes del anochecer-. Y para ello sólo necesita unas horas con los protagonistas juntos hablando y haciendo cosas como es propio hacerlo a esas edades. Los diálogos, lo que dicen y opinan los personajes, sus inquietudes, sus miedos, su actitud y, en definitiva, lo que son, es exactamente lo mismo que yo, o cualquier otro, fue a los veinte, fue a los treinta y es ahora cerca de los cuarenta. Pero por favor, que nadie se engañe. No os esperéis filosofadas. Nada de eso. A los veinte años, lo único que uno puede decir es una frase de dos pesetas, más un tópico pseudorrebelde que otra cosa. Ni Ethan Hawke ni Julie Delpy te van a soltar frases demoledoras, de esas que uno guarda como si fuese una cita de La Rochefoucauld. En absoluto. Los dos protagonistas se expresan tal como lo harían jóvenes de veinte años, no tan jóvenes de treinta y maduritos de cuarenta. Y por eso el espectador los siente tan cercanos, como si cualquiera de nosotros pudiese ser Ethan Hawke o Julie Delpy viviendo esa historia de amor.
    Desde un punto de vista técnico las tres películas son realmente arriesgadas. Linklater
hace un cine muy Rohmeriano de plano/contraplano, de diálogos largos que semejan surgir de forma espontánea y con tan sólo dos personajes permanentemente en escena. En la tercera parte hay una conversación en entre los dos mientras conducen con un plano fijo de diez minutos que es un alucine. Dialogan de las inquietudes de los cuarentones, del trabajo y de los niños, saltando de un tema a otro, y mantienen la atención del espectador sólo con la magia de las palabras y la actuación. Por algo nominaron a Linklater, a Hawke y  a Delpy al Oscar al mejor guión adaptado por la segunda y la tercera parte.
    En conclusión: tres películas cojonudas que te mantienen todo el tiempo con el ansia por saber qué surgirá de esos diálogos maravillosos mientras los dos protagonistas caminan primero por Viena, luego por París y, finalmente, por una isla griega. 
    Y ya puestos, hasta sirven para consolarse de las miserias personales, porque ver en Antes del anochecer a Ethan Hawke lucir barriguita y arrugas y a Julie Delpy estar abiertamente gorda y no perder ninguno de los dos un ápice de atractivo personal, reconforta. 
     La única pega que puedo ponerle a esta trilogía es que dudo que alguien que no tenga, al menos, treinta y cinco años, pueda entender la segunda y la tercera parte. O al menos sentirlas cercanas.

    P.D. Lo mejor es que prometen hacer una nueva cinta cada diez años. 

2 comentarios:

  1. solo una cosa: no sé si es lo que piensas pero para cierta gente: before I,II & III, sí y boyhood, no. ¿por qué ocurre esto? Más bien debería ser al revés, en Boyhood no sale Julie Delpy, lo cual ya es algo positivo.

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  2. No he visto Boyhood, así que no puedo opinar. Me gusta Linklater, pero la película dura tres horas y nunca acabo de encontrar un momento para verla. Tengo muchísimas ganas, pero encajar tres horas no es fácil. Por ahí he oído de todo. Unos dicen que es la leche, otros que es un tostón. Tendría que verla para opinar. El rollo ese de grabarla en tantos años es un experimento interesante, aunque en él no sé cuánto hay de reflexión acerca del modo de hacer cine y cuánto de estrategia comercial. No sé. Como te digo, tendría que verla para opinar.

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