martes, 13 de mayo de 2014

Gótico Carpintero. Willian Gaddis



Gótico Carpintero. William Gaddis




                Tengo un amigo que está atento a las novedades del mercado editorial. Es una suerte para mí, porque me mantiene informado.
                -Si quieres ser un tío cool, tienes que leer Gótico Carpintero. –me dijo con cierta ironía.
                Estaba en lo cierto, porque anduve buscando por internet y di con facilidad con un montón de blogs que babeaban con la novela. Muchos me remitían a la crítica que había hecho Javier Avilés, que debe ser un blogger que marca la tendencia de lo que hay que leer para estar en la onda (su blog). Siempre me ha llamado la atención esa tendencia de los snobs de hablar de cosas que sólo han leído, visto o escuchado ellos, cuando, si Cervantes, Tolstoi o Dostoievski son autores universales, por encima de las modas y del tiempo, por algo será. Pero este es otro tema. Volviendo a lo de ser cool: si queréis daros tono hablando de William Gaddis tenéis dos opciones: o bien ser un cool de pastel, leer una reseña como esta y hablar de segundas, o bien currároslo, pero currároslo de verdad, porque Gótico Carpintero es una novela difícil –y eso que dicen que es la más sencilla de Gaddis-.
                Gótico Carpintero se desarrolla en una casa cerca del río Hudson de estilo gótico carpintero –es un tipo de casa de madera que imitaba el estilo gótico europeo, com la que sale en la portada del libro-. Esta casa ha sido alquilada por un matrimonio, Paul y Liz. Él es un veterano de guerra caradura que promociona los productos de un reverendo iluminado, y ella una bella mujer pelirroja que se pasa el tiempo llamando por teléfono para tratar de defraudar al seguro –esto lo sé porque lo dice la contraportada, porque yo no lo tengo tan claro-. Liz es hija de un gran hombre de negocios turbios que se ha suicidado. Por esa casa pasa el hermano menor de Liz, otro caradura pseudohippie traumatizado por la relación con su padre, y McCandless, el dueño de la casa, un geógrafo medio tronado y medio escritor que parece obsesionado con el problema político de África. Hay un adulterio y una vuelta a la trama al final que sorprende al lector, todo ello al servicio de reflejar la decadencia de una familia, en una decadente casa, ambos símbolos del resquebrajamiento del sueño americano.          
                Gótico  Carpintero no es una novela fácil por muchas razones. En primer lugar, Gaddis apenas si refiere la acción. La historia tienes que reconstruirla a partir de los diálogos de los personajes. Ante los ojos del lector lo único que se presenta son escenas, diálogos al más puro estilo teatral. A partir de ellos, de lo que dicen los personajes que hicieron y de lo que dicen unos de otros, el lector reconstruye la acción. Esto ya es bastante pesado de por sí. Pero es que además los diálogos no son los diálogos propios de la novela decimonónica, perfectamente redactados en párrafos estructurados y oraciones bien construidas. No. Gaddis busca el realismo y, para ello, la voz de sus personajes son alocuciones breves, llenas de anacolutos, incoherencias, cambios de tema bruscos, vueltas una y otra vez sobre lo mismo, etc… Exactamente igual a las conversaciones en la vida real.
                Si me permitís la pedantería –y tenéis que hacerlo porque estoy hablando de una novela muy cool-, para explicar el tiempo de esta novela voy a echar mano del formalismo ruso y el estructuralismo. Creo que era Todorov uno de los que distinguía entre el tiempo de la historia –lo que tardaría en suceder lo que se cuenta-, y el tiempo del relato –el tiempo que el narrador se toma para contar cada uno de los acontecimientos de esa historia-. A su vez, Gerard Genette, al hablar de la duración del tiempo de la narración, distinguía entre pausa –el tiempo del discurso es mucha más lento que el de la historia, el ritmo se detiene como en las descripciones-, escena –el tiempo del discurso y el de la historia es el mismo, como en el cine o el teatro-, el resumen –el tiempo del discurso es menor al de la historia, el narrador condensa en unos pocos párrafos grandes periodos de tiempo-, y elipsis –el narrador omite cosas-. Gótico Carpintero es una sucesión de escenas. No hay resúmenes que nos indiquen lo que ha pasado entre una escena y otra. Sólo elipsis. Para enterarnos de lo sucedido, tenemos que volver otra vez a lo dicho por los personajes. Y,  muy de vez en cuando, hay largas pausas, con prolijas descripciones muy líricas.
                La novela cuenta con muy pocos personajes. Apenas una decena. Y muchos de ellos ni siquiera aparecen en escena. El reverendo o Edie, la amiga íntima de Liz, nunca coinciden en una escena con el resto de los personajes. Sólo sabemos de ellos lo que nos refieren otros.
                Hay un único espacio: la casa de estilo gótico carpintero. Lo que pasa fuera de ella, como sucedía con la acción y los personajes, hay que deducirlo de las conversaciones.
                Todo esto ya sería suficiente para que la lectura de esta novela fuese difícil, un eufemismo para evitar la verdad: es lenta y farragosa. Pero es que la cosa no queda ahí. Cuando el autor considera oportuno, se salta los signos de puntuación.
                William Gaddis dijo que Gótico Carpintero era un ejercicio de estilo en el que quería condensar tiempo y espacio. Yo no veo en este ejercicio nada nuevo ni asombroso, porque, de lo dicho hasta ahora, con la única excepción de las esporádicas descripciones, se deduce que es una obra de teatro escrita en forma de novela. Gótico Carpintero es exactamente eso: una obra de teatro un poco larga escrita en el molde de la novela. Justo al revés que La Celestina. Tal vez sea un ejercicio de estilo, pero de nuevo nada de nada, porque, que yo sepa, los griegos ya condensaban la historia de unos pocos personajes en un único escenario y un tiempo breve.
                En cualquier caso, no me gustaría que os quedase la impresión de que Gótico Carpintero es una mierda. Ni mucho menos. Es una buena novela. William Gaddis dijo de ella que era un ejercicio de estilo y por eso en esta reseña me he centrado fundamentalmente en aspectos formales. Gótico Carpintero es una buena novela, pero no por este ejercicio de estilo, que hace que la lectura sea farragosa, sino por lo que cuenta, por el contenido. Los personajes son redondos y refleja muy bien la ruptura del sueño americano, el modo en que bajo las apariencias se oculta una oscura realidad. Con ella me sucedió como con Los Hermanos Karamazhov, que, durante la lectura, se me hizo difícil, pero que, cuando pasó el tiempo y la dejé reposar en la memoria, fui encontrando matices, la historia fue creciendo y tuve la certeza de que había leído algo grande. Y este es el verdadero test para la literatura, que con el paso del tiempo tengas la sensación de que era algo grande y no que le faltaba algo. Pero para que os cuenten las maravillas de Gótico Carpintero ya tenéis los blogs de nuevas tendencias. Y es cierto lo que cuentan. Es literatura con mayúsculas. Yo sólo os prevengo: si queréis estar a la última, os lo vais a tener que currar.

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